Moriscos, esclavos, príncipes exiliados de Marruecos y Túnez, renegados, aventureros, rehenes y cautivos de las guerras del Mediterráneo… Este mes de octubre, el Centro de Estudios sobre Madrid Islámico (CEMI) lanza su nueva visita guiada por los escenarios del Madrid de los Austrias en los que se desarrolló la vida de los «otros» de la Corte: los mercados de esclavos, las casas de la Inquisición, las tabernas donde se reunían los arrieros moriscos, los caserones de la nobleza con sus sirvientes negros, berberiscos y granadinos, los mentideros y mercados populares en los que se ocultaban los perseguidos.
Los Austrias llegaron a España sorprendiéndose de que estuviera «llena de moros», como al parecer le dijo Felipe de Habsburgo, el Hermoso, a su suegra Isabel de Castilla cuando se encontraron en Madrid en 1501. Según el cronista, fueron las apreciaciones del príncipe las que llevaron a los Reyes Católicos a decretar el bautismo forzoso de los musulmanes de Castilla, como habían hecho ese mismo año con los granadinos recién conquistados y una década antes con los judíos. La atribución es exagerada, pero sí es cierto que la monarquía de los Austrias se edificó sobre algunas de las bases que ya habían sentado sus predecesores: la proyección europea, la liquidación de los últimos restos de al-Ándalus, la colonización de América y la represión de la diferencia religiosa. Con Felipe II, que decidió hacer de Madrid la sede de su Corte, la Villa pasó a ocupar un lugar protagonista. Olvidando sus modestos orígenes andalusíes, el Madrid de los siglos XVI y XVII tuvo que crecer caóticamente y reinventarse a sí mismo para hacer honor a su condición de centro del imperio «donde nunca se ponía el sol». Y ese mismo crecimiento propició, paradójicamente, la diversidad y las posibilidades de ocultación. Un morisco aragonés afirmaba en 1610 ante la Inquisición que «la villa de Madrid era la mejor de España porque en ella podía viuir el moro como moro, y el luterano como lutherano sin que nadie les dixese nada», como señala Francisco J. Moreno en uno de los escasos estudios que existen sobre los moriscos de Madrid.
En efecto, el «otro» Madrid de los Austrias es aún un gran desconocido, probablemente porque escapa a las idealizaciones que se han hecho posteriormente del Siglo de Oro.
En efecto, el «otro» Madrid de los Austrias es aún un gran desconocido, probablemente porque escapa a las idealizaciones que se han hecho posteriormente del Siglo de Oro. Qué fue de los mudéjares madrileños después de bautizarse, qué relación tuvieron con los granadinos deportados o esclavizados tras la guerra de las Alpujarras, o con los moriscos que servían como traductores y otros empleos en la Corte, cómo era la vida de los numerosos esclavos negros, turcos y berberiscos que servían en las casas madrileñas, cuántos otros personajes fronterizos hubo como los famosos Felipe de África y Baltasar de Loyola, príncipes marroquíes convertidos, respectivamente, en caballero de Santiago Matamoros y en misionero jesuita, son algunas de las muchas cuestiones que se suscita aquel Madrid, conocido sobre todo por su cara ilustre: la de los literatos, pintores y nobles.
En 2017, con ocasión del festival Noches de Ramadán, el CEMI lanzó por primera vez sus rutas guiadas, la del Mayrit andalusí y mudéjar que se ha venido realizando de forma regular desde entonces, y la del Otro Madrid de los Austrias, que, por el contrario, quedó como proyecto de futuro debido a que ofrece diversas posibilidades de recorrido y a que se corresponde con una investigación en curso, en la que aparecen constantemente elementos nuevos. A partir del 5 de octubre, esta ruta original se inédita se convertirá en una cita regular, que esperamos que tenga tan buena acogida como los paseos por el Mayrit medieval. ¿Te apuntas?