Tipo: Información basada en fuentes arqueológicas.
Plaza de la Cebada (calle Toledo, 68; plaza de San Andrés; Palacio de la Duquesa de Sueca).
Siglo IX-XVI.
El espacio dibujado por el Mercado de la Cebada y las fachadas de las calles Humilladero, de la Cebada y Toledo podrían delimitar parte de la maqbara de Maŷrīṭ, próxima a la Puerta de Moros. Aunque, como demuestran los hallazgos de la plaza de San Andrés y Palacio de la Duquesa de Sueca esta podría haber sido mucho mayor. Se tiene noticia de que, el 21 de febrero de 1502, Madrid firmaba un pacto con los conversos musulmanes de la Villa. Entre las capitulaciones se incluía la preservación del «osario que tienen con sus piedras». Al cementerio islámico y a la almudayna les separa una considerable distancia, lo que podría indicar la existencia, desde época temprana, de un arrabal. Este se extendería desde el primer recinto hasta el cementerio, determinando el trazado de la muralla cristiana posterior. Uno de los hallazgos más importantes de la arqueología madrileña de los últimos años fueron los 43 enterramientos documentados en la calle Toledo, 68, todos ellos pertenecientes a dicha maqbara. Aquí se distinguen hasta cuatro fases cronológicas distintas según la tipología, la más común es la fosa de inhumación estrecha de individuos adultos, con profundidad variable (poca profundidad o profundas con escalón) y con disposición distinta según la cronología. Algunas aparecen con restos de forrado en las paredes o cajas de madera y clavos de hierro. En una intervención, de 2009, en la plaza de San Andrés, pudo documentarse una inhumación de fase andalusí. En otra intervención en 2019, bajo el suelo del Palacio de la Duquesa de Sueca, fueron documentados dos tumbas correctamente orientadas y fechadas en el siglo XIII, por lo que estarían relacionadas con la población mudéjar. El difunto era enterrado, según el rito «malikí», dentro de las primeras 24 horas desde su muerte sin ningún tipo de caja, si acaso, algún tablón o laja para que la tierra no le cayera directamente. En el exterior, las señalizaciones serían modestas, pues según el islam en la muerte no debía haber distinción entre clases. Estas señalizaciones consistían en piedras, muchas de ellas decoradas con inscripciones y elementos ornamentales. Tras la clausura del cementerio y las posteriores obras, no queda nada que recuerde este lugar, excepto una estela funeraria reutilizada y hallada tras el derribo de un edificio en las inmediaciones del Palacio Real. Hoy en día, se puede visitar en el Museo Arqueológico Regional.
Materiales: madera, hierro, piedra, hueso. Técnicas: excavado en la roca natural.
Privada.
Actualmente, parte de este cementerio se encuentra bajo un edificio abandonado de la calle Toledo, 68, desde su descubrimiento en 2006.
El abandono del cementerio ha permitido que los restos de los difuntos y las fosas hayan permanecido intactos hasta nuestros días, pero no se conservan las señalizaciones externas.
Disposición de una placa para la señalización de la ubicación actual del cementerio y puesta en valor del yacimiento.
Mala. No es visitable y la señalización es nula.
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