Los recursos no presenciales: el reto de las bibliotecas en tiempos de pandemia

Daniel Gil-Benumeya (CEMI)

El parón del Covid-19 ha adelantado el futuro: empresas e instituciones culturales se han visto obligadas a desarrollar recursos no presenciales, que en muchos casos estaban en ciernes o se contemplaban como horizonte futuro, pero que adquieren a partir de ahora todo el protagonismo. Entre ellos, las reuniones virtuales como esta que narramos aquí, en torno a los recursos de bibliotecas especializadas en tiempos de pandemia.

Dos costumbres que nos ha dejado el confinamiento, aparte de pasar el día en pijama o chándal: las reuniones virtuales y un interés renovado en la lectura. Sobre estas dos últimas versó el encuentro que tuvimos el 7 de mayo sobre «Bibliotecas especializadas en mundo árabe e islam en tiempos de confinamiento: recursos y actividades digitales», convocados por la Biblioteca Islámica Félix María Pareja y su directora, Luisa Mora.

Pertrechadas (la biblioteconomía es un terreno más femenino que masculino, como pudo comprobarse) y pertrechados con nuestras webcams, nos encontramos junto a la Biblioteca Islámica la FUNCI y su Centro de Estudios sobre el Madrid Islámico (CEMI), Casa Árabe, Casa África, las bibliotecas del Instituto Cervantes en Fez y Tetuán, la Biblioteca Fátima Mernissi de la Fundación Tres Culturas, la Biblioteca Dra. Leila Mezian de la Fundación Euroárabe de Altos Estudios, la Biblioteca de la Escuela de Estudios Árabes del CSIC y el Centro de Documentación Musical de Andalucía.

El objetivo general de este encuentro informal era conocer las estrategias de las distintas instituciones crear sinergias para públicos investigadores comunes, teniendo en cuenta sobre todo las oportunidades y retos abiertos por el confinamiento para el desarrollo de iniciativas desde el ámbito digital. La Biblioteca Islámica ha realizado una completa acta de la reunión, que no vamos a reproducir aquí. Únicamente, vamos a dar algunas pinceladas.

Las «casas» y la AECID

La Biblioteca Islámica, institución de largo recorrido, que actualmente depende de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), es el buque insignia del arabismo, la islamología y los estudios andalusíes en España. Sus colecciones rondan los cien mil documentos, cifra que crece constantemente gracias a que ha venido incorporando como donaciones las bibliotecas personales de destacados especialistas, lo que es una hermosa forma de cultivar un bien público y generar un legado común. Entre sus fondos, la Biblioteca Islámica cuenta con ocho mil recursos digitales, entre los que destacan los micrositios del Protectorado español de Marruecos y el Fondo digital de Guinea Ecuatorial, además del fondo antiguo con documentos patrimoniales digitalizados y otros más actuales en formato audiovisual.

Casa Árabe.

Casa Árabe, otra institución pública creada con vocación de servir de referencia, tiene una actividad habitual en redes sociales y cuenta con contenidos en línea como los vídeos y/o podcasts de muchas de sus conferencias, especializadas en temáticas como economía, agua y seguridad alimentaria, caligrafía, arte, autores árabes de hoy, arquitectura contemporánea y ciudad, finanzas y banca islámica, etc. También está en línea su publicación Awraq: revista de análisis y pensamiento sobre el mundo árabe e islámico contemporáneo, y ha desarrollado durante la pandemia algunas actividades online.

En revancha, y por desgracia, Casa Árabe no pudo decir nada de su magnífica Mediateca y su Centro de Documentación. Unas apuestas vanguardistas y generosamente dotadas durante la primera etapa de la institución, que fueron sin embargo liquidadas con los famosos recortes de 2012-2013, sin que exista hasta la fecha, que sepamos, ninguna explicación sobre el paradero de sus fondos.

Casa África, por el contrario, sí mantiene su mediateca y la desarrolla con fondos especiales como la donación del coronel Aguirre, con más de 300 títulos sobre Marruecos y el Magreb, la de Carlos Caneya, sobre el Sáhara occidental, la de Lilyan Kesteloot sobre tradición oral de África Occidental y las más de 100 horas de grabación de cuentos de Guinea Ecuatorial de Jacint Creus, que están en acceso abierto. Esta institución pública, radicada en Las Palmas de Gran Canaria, ha difundido en este periodo de confinamiento su repositorio institucional, que incluye las grabaciones de todas sus actividades y los fondos especiales de su Mediateca. Posee asimismo un blog, África Vive, que publica a diario artículos relacionados con la situación actual. Casa África mantiene además abierta la convocatoria de su Premio de Ensayo.

El Instituto Cervantes, acostumbrado al trabajo en red

Las dos bibliotecas del Instituto Cervantes que participaron en la reunión se han afanado también estos meses por ofrecer contenidos en línea, tarea en la que tienen ya un recorrido hecho debido a que la Red de Bibliotecas del Instituto Cervantes (RBIC) posee ya desde hace más de una década una biblioteca electrónica. Además, la Biblioteca del Instituto Cervantes de Fez ha impulsado en redes sus iniciativas en favor de la literatura marroquí en lengua española (LMLE) y el apoyo a los hispanistas marroquíes, que son las tareas en las que está especializada a través, por ejemplo, de un nutrido grupo de Facebook. Asimismo celebró durante la pandemia la Semana de las Letras con la actividad “Los autores leen junto a ti” (55 vídeos subidos a su canal de Youtube que ponen en contacto a hispanistas marroquíes con escritores y editores españoles) y un club virtual de lectura con la poeta tetuaní Lamiae El Amrani. La Biblioteca del Instituto Cervantes de Tetuán también ha ofrecido contenidos vía web y redes sociales, además de los habituales cursos de formación. Dieron un especial valor a las iniciativas de lectura y formación, a las que consideran las grandes oportunidades para realizar durante el confinamiento, impulsadas por iniciativas como los clubes virtuales de lectura.

El Instituto Cervantes de Tetuán (Marruecos). (Wikimedia Commons)

Cuatro instituciones andaluzas

La Biblioteca Fátima Mernissi de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, radicada en Sevilla, tuvo que posponer una actividad en la que tiene una participación destacada y que es, además, la cita más importante de la literatura mediterránea: el Tres Festival, voces del Mediterráneo. Como alternativa se creó un programa, Tres Festival en casa, recopilando los encuentros celebrados en ediciones anteriores. La Fundación Tres Culturas cuenta además con un club de lectura creado hace más de diez años, Tres con libros, para promover la literatura mediterránea, que en esta ocasión se convirtió en Tres con libro en casa a través de Instagram.

También en Andalucía, en Granada específicamente, se encuentra la Biblioteca Dra. Leila Mezian de la Fundación Euroárabe de Altos Estudios. Tiene un fondo especializado en el mundo amazigh que consultan sobre todo a usuarios de la Fundación e investigadores de países del Magreb y de Europa. Pertenece a la Red IDEA (Red de Información y Documentación Especializada de Andalucía), cuyo catálogo colectivo posee repositorios de documentos electrónicos. Esta biblioteca también ha mantenido un club de lectura, KUTUB, con lotes de libros prestados por la Fundación Tres Culturas, por otras bibliotecas y con adquisiciones propias. Para el club de lectura IQRA’, cuyas sesiones se hacen en árabe, disponen de lotes en lengua árabe y en ediciones bilingües (árabe-español). Además, realizan actividades de extensión bibliotecaria como presentaciones de libros, documentales y películas, talleres, entrevistas a investigadores, escritores o artistas (publicadas en la web de la FUNDEA), etc.

De Granada es también la Biblioteca de la Escuela de Estudios Árabes (CSIC), que a pesar de las dificultades ha mantenido durante la pandemia los servicios que ha sido posible realizar para mantener activa esta biblioteca orientada a la investigación. También en este caso ha sido crucial el hecho de hallarse integrada en una red de bibliotecas y archivos muy activa e interconectada, que permite una estrecha colaboración y apoyo técnico.

La cuarta institución andaluza presente en esta reunión virtual fue el Centro de Documentación Musical de Andalucía, dependiente de la Junta. Tiene funciones de archivo, biblioteca y documentación de la música de Andalucía, y presta especial atención al mundo islámico, africano e iberoamericano. Su colección incluye manuscritos de música árabe, monografías, partituras, manuales didácticos de aprendizaje de instrumentos, grabaciones sonoras (desde cilindros de cera y discos de pizarra de 78 rpm hasta el formato digital), grabaciones audiovisuales, documentales, películas, publicaciones periódicas y una colección de instrumentos musicales. Desde 1995 tiene una revista, Música Oral del Sur, de acceso libre y gratuito, con artículos en diferentes idiomas. Se  utiliza como plataforma de diversas digitalizaciones de los fondos la Biblioteca Virtual de Andalucía. Como ejemplo, mencionar la digitalización del facsímil del Kunnas al-Ha’ik, famosa recopilación del siglo XVIII de la música andalusí interpretada en Marruecos. , resentado por Manuela Cortés García.

La FUNCI y el CEMI

Por último, desde la FUNCI y el CEMI presentamos brevemente los recursos bibliográficos que poseemos, más modestos en cantidad aunque no en calidad. FUNCI posee una biblioteca de unos 3500 volúmenes especializada en islam y culturas islámicas, que sirve sobre todo para respaldar el trabajo interno de la Fundación, ya que no tiene servicio de préstamo. Pero lo que presentamos en esta reunión fue un recurso virtual que tenemos en construcción desde 2018: la Base de Datos del Centro de Estudios sobre el Madrid Islámico, que ya cuenta con más de 500 registros.

Se trata de una base de datos que pretende recoger todas las referencias sobre la memoria islámica histórica de Madrid (correspondientes a los periodos andalusí, mudéjar y de la Edad Moderna, con presencia de moriscos, esclavos musulmanes y otros), ampliable a la historia contemporánea del islam madrileño. Su novedad respecto a las bibliografías especializadas es la agrupación de elementos que suelen presentarse por separado: épocas históricas que habitualmente se estudian desconectadas y que, incluso, forman parte de disciplinas académicas distintas, y materiales diversos (no solo publicaciones sino también audiovisuales y materiales de archivo que no han sido editados ni estudiados más que muy parcialmente). Su objetivo es ayudar a la investigación sobre el legado islámico de Madrid.

El CEMI en acción: una de sus visitas guiadas.

Conclusiones

La conclusión principal de la reunión es que sin duda la pandemia abre una nueva etapa y consolida la importancia de desarrollar recursos no presenciales, tanto para el trabajo interno de las instituciones como para prestar sus servicios al público y desarrollar sus actividades. En este sentido, las instituciones que ya contaban con más y mejores recursos electrónicos son las que han acusado menos el parón provocado por la pandemia. Digitalizar fondos, registrar en formato audiovisual las actividades y diseñar actividades no presenciales se ha hecho imperativo. Pero esto no implica solo garantizar una especie de «servicios mínimos» respecto a la actividad presencial. Al contrario, abre nuevas posibilidades con la supresión de barreras geográficas, genera la posibilidad de acceso a nuevos públicos y nuevas tipologías de actividades y multiplica las ocasiones de colaboración. Además, la situación ha dado un protagonismo al libro y la lectura, así como a la formación, que no siempre encontraba hueco en las ajetreadas vidas anteriores a la pandemia.

Que el trabajo conjunto es no solo más posible sino también más imprescindible que nunca es otra de las grandes conclusiones que podemos extraer de esta situación excepcional. Las sinergias y la colaboración con vistas a enriquecer unos recursos culturales que deben entenderse como comunes (más aún cuando se trata de instituciones públicas) deben presidir las líneas de la etapa (post)pandémica que ahora se abre.